C/ Ferraz, 62 (Madrid) 1993-97; reminiscencias
Plantilla: piano y cinta (2 canales)
Creación: marzo-mayo 2008
Estreno: 21 de noviembre de 2008, Auditorio Nacional (Madrid). EVA ALCÁZAR, PIANO
Duración: 9 min.
→ Partitura de ejecución
→ Partitura de realización
La obra consta de dos elementos radicalmente diferenciados: un piano en vivo, en tiempo real, y una parte grabada, formada por una multitud de grabaciones de obras para piano. Propone una confrontación entre ambos elementos y lo que ellos, casi literalmente, conllevan: el flujo semiinconsciente del registro sonoro, de la memoria -parte grabada- y el piano vivo y presente que lo contempla desde el ahora.
La literalidad de la obra pasa de la plantilla al título: éste designa un lugar, un período de tiempo y las reminiscencias que estos invocan a través del sonido. Éste es el único material y punto de partida de la obra: un tejido de más de 30 capas en el que se dan cita obras musicales que llenaron mis oídos en aquel tiempo y lugar, y cuyos recuerdos -de personas, de vivencias-, asociados a aquellas sus primeras audiciones, afloran al ser pronunciada su música una vez más. Un punto de partida fruto de algo personal -marcado por el contexto de su estreno- que, no obstante, trata de trascenderse a sí mismo para plantear cuestiones irresolubles que se disuelven en la materia estética de la obra: el Todo y la individualidad que de ello emerge, el pasado que se esfuma y el presente que lo hace perdurar, la memoria y la presencia…
El continuo movimiento entre unos y otros elementos de la obra hace tambalear la aparente firmeza de las dualidades presentadas: por una parte -cinta-, el movimiento desde una abrumadora presencia del Todo hasta la endeble y efímera individualidad de reminiscencias aisladas, cuya verdadera presencia llega incluso a confundirse con su memoria. Por otra parte, el piano en vivo, siempre construido a base de instantáneas de lo grabado -detenciones de la correspondiente sonoridad de la cinta-, transita desde una línea que fluctúa inmersa en la memoria grabada en la cinta y adquiere poco a poco intensidad y espesor -extensión acórdica- a la vez que experimenta un continuo e inacabable ritardando, hasta que finalmente acaba convertido en grandes bloques quasi macizos donde la memoria se va, literalmente, apilando.