Bajo la serie G8 se agrupan relecturas de los himnos nacionales de los países constituyentes del G8. Cada una de las obras toma como único punto de partida y material el himno nacional del país correspondiente. Éste, es «leído» a cámara lenta de principio a fin por una especie de ventana que va repitiendo pequeños fragmentos de su interior según avanza en el tiempo; estos fragmentos son, a su vez, superpuestos sobre sí mismos en un tejido de varias capas que oscila entre la reconocibilidad del material original y el nuevo discurso que emerge de su propia saturación. Sería como observar microscópicamente un objeto mientras pasamos la vista lentamente por toda su superficie.
Con claras influencias del mundo de las artes plásticas -las «accumulations» de Arman o la iconografía de Jasper Johns- esta saturación por agrandamiento -del objeto, de su temporalidad- trata de penetrar en el interior de los objetos sonoros, de deconstruir y a la vez trascender de manera crítica su inmediata funcionalidad y los principios que representa. La energía «heroica» y patriótica de lo militar -aquella que incita a levantarse del asiento con una bandera en una mano y un rifle en la otra- es aquí aplicada sobre si misma, superpuesta, saturada… neutralizada estéticamente.